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Dublineses, donde se pueden subrayar y encontrar algunos elementos
fundamentales como la parálisis y la epifanía; elementos característicos de su
escritura. Todos los relatos de Dublineses se ambientan en Dublín, que
representaría el centro de la parálisis. La parálisis según Joyce es una
condición común del hombre moderno que abrumaría todos los personajes y
que le impide conseguir o realizar su propios sueños y deseos:
Joyce used the term (paralysis) to denote a condition of spiritual torpor
caused by what he perceived to be the oppressive religiosity of Catholic
culture in Ireland. He elucidates this dominant theme of despair,
4
resignation and loss resulting from the inevitability of spiritual death .
La característica principal de los personajes de Joyce es el deseo de huir
de esta condición, pero todavía no pueden hacerlo y con arrepentimiento y
decepción, están forzados a aceptar el fracaso.
Los personajes toman conciencia de esta parálisis en los momentos
culminantes de las diferentes historias y viven con resignación y derrota la
4 Hannah Gerard. Irish Media Man, https://irishmediaman.wordpress.com/. Distefano 68
condición trágica de sus vidas. Ellos no consiguen tomar una decisión y dar la
vuelta a su existencia. Y, no siendo capaz de actuar, prosiguen pasivamente en
sus vidas, en la inmovilidad, en los éxtasis, en la incapacidad de asumir el
control de la propia existencia:
He is sable to depict a society which is stagnated politically, economically,
socially and culturally, and whose members are unable to break from the
lifelessness of their everyday lives. Joyce’s characters are physically,
emotionally and sexually paralyzed. However, he gives his characters the
opportunity to break away from their state of paralysis, a moment of
epiphany, to help them change the course of their lives (Fraiese 2013:3).
Al haber transmigrado la conciencia del hombre al ajolote, fue el primer
horror de saberse prisionero en ese pequeño cuerpo:
Sufrían, cada fibra de mi cuerpo alcanzaba ese sufrimiento amordazado,
esa tortura rígida en el fondo del agua. Espiaban algo, un remoto señorío
aniquilado, un tiempo de libertad en que el mundo había sido de los
axolotls (8).
Este pasaje, indudablemente aludiría al retorno a los orígenes, en una
especie de reconciliación con lo que originalmente el hombre era o debe ser,
como una forma de congraciarse consigo mismo, y con la realidad y el mundo.
El señorío aniquilado se referiría al hombre integrado en su mundo, donde el
ser humano no es más que un sujeto y el mundo un objeto, sino una misma
instancia, y eso es la libertad y la esencia del hombre.
Cortázar juega con las posibilidades de la contemplación del otro ser. El
yo del narrador tiene dos estados, hombre y ajolote, en sus dos encarnaciones
piensa en el otro, como hombre en el anfibio y viceversa.
A pesar de esto, no pierde el uso del pensamiento, porque encarnado en
el anfibio se comunica con él y piensa en su encierro como tormento para su
psique y contacto con los hombres de la antigüedad. Distefano 69
El ajolote por su condición trágica puede representar también el dolor y el
sufrimiento de todos los autores latinoamericanos contemporáneos, llamado la
angustia de los orígenes que, por un lado, reconocen la multiplicidad de los
orígenes, sin por tanto abandonar la esperanza de reconstruirlos. La autora
Parkinson Zamora aclara la definición de la angustia de los orígenes:
Por orígenes, entonces, entiendo fuentes aceptables de autoridad cultural,
coherencia comunitaria y acción individual: por angustia, entiendo los
esfuerzos de los escritores americanos para establecer esas fuentes
mediante estrategias diversas de investigación, restitución, revaluación,
renovación y resistencia (1997:25).
Los autores latinoamericanos como Julio Cortázar querían reconstruir su
propio pasado y obtener de esta manera la verdadera historia que ya se ha
perdido. Como consecuencia de problemas y conflictos políticos en América
Latina, muchos escritores en el siglo XX fueron obligados a huir de sus
ciudades natales para mudarse a Europa: “Los escritores latinoamericanos
contemporáneos que se han ido lo hicieron, en general, por razones políticas o
económicas más que culturales” (Zamora 1997:35). Por esta razón, ellos viven
una fuerte angustia y ansiedad debido al hecho de que siendo latinoamericanos
se siente híbridos, ósea no son negros, blancos, occidentales, sino son el otro,
el diferente:
Los autores latinoamericanos contemporáneos han heredado tradiciones
culturales y lingüísticas que les han sido impuestas. Aunque se han
distanciado de ellas y manifiestan su escepticismo sobre ellas de diversas
maneras, su resistencia suele estar motivada menos por el deseo de
abolir lo que se les ha impuesto que por identificar lo que es originario en
sentido histórico y mítico (Zamora 1997:28).
La preocupación de los escritores americanos según Zamora no reside en
el peligro de una inadecuada individuación imaginativa sino, más bien, en el
conocimiento de que el acceso a las fuentes legítimas de la identidad
comunitaria es problemático, cuando no imposible, porque ellas han sido
Distefano 70
destruidas. Parkinson Zamora establece una diferencia entre la ansiedad de los
orígenes del escritor latinoamericano y la ansiedad de la influencia, la cual,
según ella, es una actitud europea que se manifiesta como temor a una
tradición opresiva y esterilizante. Además, la preocupación de los escritores
latinoamericanos reside sobre el conocimiento de que el acceso a las fuentes
de la identidad comunitaria ha sido destruido, es decir, son identidades que no
tienen memoria de su cultura porque sacrificada por el Occidente con su
expansión imperialista. Pero, no es todo perdido, porque con Pasado usable
(1997), Parkinson Zamora entendería la facultad de los escritores de las
culturas colonizadas de “escribir sobre lo que (1997:8) es decir, imaginar
no es”
sobre lo que ha sido sacrificado para recuperar su identidad, cultura, su propio
pasado (1997:30-50).
A pesar de esto, ellos tienen un objetivo que se pretenden alcanzar, o sea
recuperar un pasado desde sus preocupaciones del presente, reconstruir
narraciones fundacionales desde un reconocimiento claro de la multiplicidad
(Lie 2003:7). Por lo tanto, sí al centro está el puro, el occidental, en la periferia
vive el hibrido y, la periferia crea identidades de parálisis y de inmovilidad.
Misma idea está presente en la narrativa de Cortázar, ya que se mostraría un
triple movimiento del centro a la periferia, de descenso de lo elegante a lo
monstruoso y de enlace entre la ciudad y el campo. Distefano 71
Parte II. Ir más allá de lo comprendido: la narrativa de Silvina Ocampo
De familia burguesa, la escritora latinoamericana Silvina Ocampo nace en
Buenos Aires en 1903. Hermana de Victoria Ocampo (escritora y fundadora de
la revista Sur), casada con el escritor Bioy Casares y amiga de Luis Borges,
figuras intelectuales que ayudaron esta mujer de gran talento a dejar su
recuerdo en la época en la que vivió y en las épocas futuras. Teniendo
posibilidad de moverse en la literatura desde pequeña, la escritora se
caracteriza por su estilo, a la vez clásico y audaz, tratando temas universales
como infancia, relaciones humanas, naturaleza, bien y mal. No es ilusión la que
se encuentra en la narrativa de Ocampo sino sus textos que no dejan nada al
azar y se caracterizan por lo escondido, lo que no se dice que se vuelve más
valioso y estimulante que lo dicho.
Esta particularidad, como se verá en el análisis de los cuentos, crea una
fuerte relación con el lector y llega a llenar los espacios con sus propios
sentimientos o vibraciones. En su narrativa, como ya afirmado, el lector tiene
un objetivo fundamental, desgarrar la cortina para ir más allá de lo
comprendido, de lo real, para sacar lo escondido, lo impreciso, la ambigüedad,
o sea, llegar al centro para extraer la madre del cordero que representa el
principio de los cuentos de la autora. A diferencia de otros autores, Silvina
Ocampo rompe los esquemas tradicionales de la narrativa y desarrolla la
exageración que corroe estructuras y lenguajes tradicionales: “Silvina elige
para sus creaciones un lenguaje propio que definen su escritura como
anticonvencial” (Castillo 1997:177). Distefano 72
Los cuentos de Silvina Ocampo sorprenden por su variedad y
excepcionalidad, la misma que nace de lo cotidiano, que constituye la esencia
misma, y se convierte en el rasgo distintivo de las narraciones.
En consecuencia, es en las situaciones cotidianas y en los personajes sin
relieve, o en espacios domésticos perfectamente inocuos donde se generan
acontecimientos extraños o relaciones inquietantes: “En S. Ocampo, lo
fantástico nace de lo cotidiano, al contrario de Cortázar lo fantástico irrumpe en
el cotidiano (Bermejo 1978:40). Ahí están las ambivalencias, los juegos de
oposiciones, un enérgico gusto por el oxímoron, lo hiperbólico, técnica que
Silvia Molloy define como “la exageración ocampiana” (1969). Los relatos de
Silvina Ocampo revelan contenidos perturbadores, marcados por una “crueldad
inocente u oblicua” (Borges 1974:2). Por lo tanto, estos contenidos se
caracterizan por temáticas que inciden en la muerte, la venganza, el crimen, la
traición, la envidia, el engaño, lo monstruoso o lo horrible. En particular, en este
segundo capítulo basado sobre la narrativa de Ocampo, se analizará la figura
femenina metamorfoseada relacionada con la naturaleza antes, y después con
lo animal. Distefano 73
2.1 La relación entre la mujer ocampiana y la naturaleza
En los cuentos de Silvina Ocampo se desfilan una multitud de seres a
través de las diferentes historias. Si el mundo infantil y el femenino parecería
constituir el eje esencial de su narración, no se puede excluir, sin embargo, la
presencia significativa del mundo animal en la cotidianidad de los personajes:
Los perros, los caballos, ciertas aves, insectos, roedores, alguna bestia
fabulosa interesan también específicamente a la artista, por cuanto su
participación en la composición de la ficción es siempre decisiva, sobre
todo, en los procesos de metamorfosis y de introducci