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Tratase de una lírica hecha de imágenes gastadas, en las que es difícil hallar verdaderos
destellos poéticos. En los poetas de principio de siglo, o sea en el reinado de Felipe V,
domina totalmente la influencia de Góngora y Quevedo. En los del segundo tercio del XVIII
(reinado de Felipe VI) se observa, junto al influjo barroco, un intento de acercamiento a las
nuevas tendencias del neoclasicismo.
Torres y Villaroel hace gala en su versos del mismo garbo y gracia picaresca que animan sus
obras en prosa. Su genio extravagante le llevó a publicar, con el seudónimo de "El gran Piscator
de Salamanca", una serie de "Almanaques" donde anunciaba, en pronósticos rimados,
los próximos acontecimientos. En varias ocasiones acertó por casualidad, lo que le procuró una
gran popularidad y no pocos disgustos. Profetizó la muerte de Luis I, el motín de Esquilache y
la Revolución francesa.
Muy de acuerdo con
la tradición popular están sus "Pasmorotas", composiciones satíricas dotadas de
una ironía socarrona. Le atrajeron los temas de brujería. Utilizó los metros cortos tradicionales en
una serie de letrillas, romances y seguidillas y manifestó su humor picaresco en diversos sonetos.
Gabriel Álvarez de Toledo- Lo mejor de la producción de Álvarez de Toledo entronca con el
Quevedo ascético-moral. Tratase de unos sonetos de sobria emoción filosófica y religiosa, en
torno al tema barroco del desengaño, escritos después de una honda crisis moral que
le apartó del mundo (como "La muerte es vida"). Puede citarse como obra
de juventud su parodia épica la "Burromaquia", una muestra más, por su dudosa gracia, de
la degeneración de la epopeya burlesca del barroco.
Eugenio Gerardo Lobo que llegó a ostentar el cargo de gobernador militar de Barcelona.
Lo más característico de su producción lo constituye el ingenio y la fácil dicción de sus graciosos
romances.
José Antonio Porcel- Canónigo granadino, imito a Góngora en las églogas venatorias de su
poema "Adonis", lleno de imágenes de ascendencia culterana. Mas tarde derivó hacia el
clasicismo importado por Luzan.
El conde de Torrepalma, asistente a la Academia del Buen Gusto, en la que coincidían poetas
de tendencia posbarroca con los iniciadores del gusto neoclásico, escribió un poema de tema
ovidiano, "El Deucalión", de relativo mérito. Interesa destacar en su obra la presencia de temas y
expresiones que pudieran relacionarse con el estilo prerromántico. Tal sucede con su poema "Las
ruinas", o su elegía "A la temprana muerte de una hermosura", en los que se observa
una emoción lacrimosa; algunos versos tienen un aire inconfundible.
El teatro
Durante los primeros 50 años de la centuria, el teatro perpetua la formula calderoniana, pero el
lenguaje repite sin cesar los tópicos barrocos, pierde intensidad el elemento dramático e
intelectual, y toda la atención se concentra en una escenografía efectista, que utiliza
los más truculentos recursos. Las comedias de la época parecen toscos remedos de
la parte más externa del teatro barroco del XVII, o se trata de simples refundiciones.
Esta técnica se prolongó hasta principios del siglo XIX, como lo atestiguan los lamentables
engendros de L.F. Comella y sus seguidores. Solamente la obra de dos figuras de la primera
mitad del siglo XVIII ofrece una cierta dignidad literaria:
• Antonio de Zamora---> fue el escritor de una nueva versión del "Don Juan" de Tirso,
titulada "No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague y convidado de
piedra". El final de la comedia, dejando indecisa la salvación de don Juan, es un curioso
precedente de la obra de Zorrilla. La de Zamora fue la pieza de teatro obligada para llegar
el día de Difuntos.
• José Cañizares--> refundió un buen número de comedias del siglo XVIII. Su obra
original más notable es "El picarillo en España, Señor de la Gran Canaria" en la que el
protagonista, un noble de elevada condición, se hace pasar por pícaro. El asunto da pie a
diversas escenas y expresiones de tipo popular no exentas de gracia y de pintoresquismo.
La vena tradicional en la segunda mitad del siglo XVIII
La segunda mitad del siglo ofrece esporádicamente algunas figuras en quienes aflora la
tendencia tradicional. Los temas y orientaciones estéticas nacionales los veremos convivir con
las corrientes neoclásicas en autores de inspiración castiza, como don Ramon de la Cruz, e
incluso en los más pegados a la influencia francesa,
como Nicolás Fernández de Moratín o García de la Huerta. El elemento nacional
se manifestó en formas desligadas del gran estilo del XVII e incluso en pugna con él. El barroco
fue considerado como un arte degradado contra el que se había de reaccionar.
45. Los comienzos del criticismo y de la tendencia neoclásica. Feijoo y Luzan.
La mayor parte de la producción de la primera mitad del siglo viene a ser una derivación de las
formas barrocas. Se encuentran dos figuras importantes: Feijoo y Luzan, que inauguran la
actitud crítica y la tendencia neoclásica.
Fray Benito Jerónimo Feijoo
Nacido en Galicia, pasó la mayor parte de su vida en Oviedo. Después de ingresar en
la Orden Benedictina, dedicose al estudio y a la enseñanza, profesando diversas cátedras de
la teología en la Universidad ovetense. Sus publicaciones fueron motivo de agrias polémicas, pero
al mismo tiempo le proporcionaron un gran prestigio y la protección real (antes de Felipe V y
después de Fernando VI). Su vida se prolongó hasta cerca de los 90 anos.
Sus obras- Su vasta producción se halla contenida en los 8 volúmenes del "Teatro critico
universal" y en los 5 de las "Cartas eruditas y curiosas". Ambas obras están formadas por
una larga serie de ensayos o disertaciones sobre las más diversas materias.
Su espíritu crítico y su sentido práctico- Inicia su tarea intelectual guiado exclusivamente por
la razón y la experiencia. Somete a una rigurosa comprobación cuantas ideas llegan hasta él,
para admitir solamente aquellas que no estén en desacuerdo con el buen sentido ni con
la observación personal. Sus enemigos principales fueron la credulidad del vulgo y la rutina de
los hombres de la ciencia. La creencia en los duendes (elfi), en la astrología y en otras
mil supercherías populares fue repetidamente atacada por él, con sencillos argumentos basados
en el sentido común y con reflexiones no exentas de humor. En el
terreno científico combatió el desdén de la España de su tiempo hacia todo lo que no fueran
discusiones abstractas y verbalismos ineficaces, aconsejando el estudio de la Física, de
la Química, de las Matemáticas, de la Medicina y de todas aquellas materias en las que mediante
una experimentación desprovista de prejuicios, podía llegarse a un resultado práctico y seguro.
Racionalismo católico- él supo conciliar el espíritu de la "Ilustración" y su afán de cultura y
progreso con el dogma católico.
Ideas estéticas- En dos de sus ensayos, titulados "El no sé que" y "La razón del gusto", Feijoo
expone ideas de una gran trascendencia. La más interesante es la que defiende la libertad del
genio frente a los preceptos. Él había admitido en la belleza un elemento subjetivo, siguiendo las
tendencias cartesianas y apartándose de las doctrinas platónicas tradicionales, según las
cuales aquélla era algo absoluto, objetivo e independientemente de la apreciación humana.
Le sitúa frente a la preceptiva neoclásica. Las ideas estéticas de Feijoo carecen de hondura, pero
revelan un sano criterio y un indudable buen sentido.
Actitud frente a Europa- Feijoo representa la introducción en España de las novedades de la
cultura europea; con él comienza el abandono de los procedimientos rutinarios y
la incorporación de los nuevos métodos experimentales que venían del extranjero.
Bacon influirá decisivamente en su obra. Feijoo supo ver con tanta claridad el peligro de
una incomunicación con la cultura extranjera como el de la devoción excesiva a todo lo de fuera
por el mero hecho de serlo. Su principal intento fue introducir en nuestra patria las novedades
europeas que la evolución de la cultura hacia imprescindibles, sin romper con
los auténticos valores de la tradición española.
Trascendencia de su obra- Aunque Feijoo manifestó repetidamente su desprecio hacia el vulgo,
su mayor empeño consistió en popularizar los adelantos culturales de última hora y en
destruir los errores y supercherías que la ignorancia general mantenía todavía vigentes. Su
tarea divulgadora tuvo una considerable eficacia, ya que contribuyó no poco a elevar el nivel
cultural de la época.
El estilo del P. Feijoo tiene como cualidades primordiales las sencillez y naturalidad y
su propósito es de orden científico y docente; su estilo responde a la exposición didáctica y su
notable espontaneidad le presta una indudable elegancia. El "Teatro crítico" puede leerse con
gusto por su amenidad y por todo ello. El buen juicio de Feijoo le hizo oponerse al exagerado
criterio purista de sus contemporáneos en materia de lengua: él defendió la introducción de
galicismos que las innovaciones científicas hacían necesarios.
Ignacio de Luzan
Nació en Zaragoza y pasó gran parte de su juventud en Italia. Años más tarde desempeñó el
cargo de secretario de Embajada en Paris, y acabó su vida en Madrid. Poseyó una considerable
cultura y perteneció a las Reales Academias de la Lengua y de la Historia, y a la de Buenas
Letras de Barcelona.
Su "Poética"- Compuesta en italiano en 1728 y publicada en español en 1737, marca
su jalón importantísimo en la evolución de la literatura española, ya que con ella se introduce
en España la tendencia neoclásica. Es una verdadera compilación de las
doctrinas clasicistas de la época. Su principal inspirador fue el italiano Muratori. El
rasgo más notab