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XVII.
La obra en prosa
La extensa obra en prosa de Quevedo resulta tan variada en el tono y en los asuntos como su
poesía.
La prosa satírica
Quevedo es el mas alto representante de la sátira española. Su producción satírica ofrece un tono
despiadado y cruel que denota una absoluta falta de amor o simpatía hacia lo criticado. Es las suya
una sátira que alcanza lo mismo a los vicios mas repelentes que a los defectos mas insignificantes.
Quevedo dirige atroces invectivas y sangrientos sarcasmos contra los malos privados o contras
sastres, zapateros y barberos; contra la poesía del orgulloso Góngora o contra el aspecto físico del
contrahecho Alarcon; y convierte en espectáculo grotesco lo mismo una travesura estudiantil que la
muerte de un hombre en la horca. Su prosa satírica tiene un extraordinario interés por su fuerza
cómica y su insuperable vigor expresivo.
Obras festivas- Escritas casi todas durante su juventud, ofrecen una muy reducida extensión. Su
propósito es tan solo conseguir un efecto cómico. Entre las mas graciosas pueden recordarse las
“Cartas del Caballero de la Tenaza” o una serie de “Prematicas”, en las que se establecen castigos
para los malos hábitos y distracciones sin importancia.
El “Buscón”, novela picaresca- La “Historia del Buscón don Pablos, ejemplo de vagabundos y
espejo de tacaños”, una de las primeras obras que escribió Quevedo, se halla en la línea de la
picaresca amarga iniciada por el “Guzmán”, por mas que le falten las tétricas reflexiones morales de
éste. Su autor se limita a ofrecernos una visión grotesca del ambiente picaresco, atento solamente a
lograr un intenso efecto de comicidad. La repulsiva figura del pícaro viene a ser la concreción de un
mundo abyecto en el que solo tienen existencia las mas bajas apetencias y en el que “no queda
resquicio para el menor idealismo”.
Pablo, hijo de un barbero ladrón y de una madre aficionada a brujerías, entra en Segovia al servicio
del joven don Diego Coronel, hospedándose ambos en cas del Domine Cabra, clérigo avaro que los
mata de hambre. Trasladándose luego a la Universidad de Alcalá, donde Pablos es objeto de sucias
bromas estudiantiles. Al saber éste que su padre ha muerto en la horca, vuelve a Segovia a recoger
la herencia y se marcha a Madrid, donde después de vivir una temporada con otros picaros, va a
parar a la cárcel. Libre ya, intenta a casarse con una dama, pero Don Diego lo reconoce y le manda
apalear. Mas tarde actúa como cómico en Toledo y como fullero en Sevilla. Pablos acaba su relato
aludiendo a un viaje a América, donde no consiguió mejorar de estado.
Quevedo se complace en abultar desmesuradamente su fealdad física y moral, creando las mas
desaforadas caricaturas. El genial humorismo de Quevedo se manifiesta brillantemente en esta obra
maestra. El lenguaje, lleno de acercadas frases de doble sentido y rápidas alusiones burlescas, es un
prodigio de expresividad e ingenio.
Los sueños- Son fantasías satíricas (publicadas en 1627) en las que, valiéndose del viejo recurso del
“Sueno” o de la “visión”, el autor pasa revista a los tipos y costumbres de su época. Un confuso
revoltijo de las mas variadas figuras desfilan ante los ojos del lector en grotesca zarabanda. La sátira
revela una aguda visión de la decadencia española, pero todo se reduce a un puro entretenimiento
burlesco de escasa trascendencia. Cabe destacar el “Sueno de las calaveras”, “las Zahurdas de
Plutón”, “El mundo por de dentro” y la fantasía moral, de técnica muy semejante a los “Sueños”,
titulada “La hora de todos” y la “Fortuna con seso”.
Los “Sueños” restantes son “El alguacil alguacilado” y “La visita de los chistes”. A ellos se puede
añadir la fantasía moral “El entremido, la dueña y el soplón, nueva visión del infierno”.
Obras de critica literaria- Van dirigidas contra el estilo gongorino o contra el mismo Góngora. Entre
estos breves opúsculos “La aguja de navegar cultos” y “La culta latiniparla” en el que se dan
consejos. Quevedo intentó también combatir el culteranismo publicando como antídoto las poesías
de Fray Luis de León y Francisco de la Torre.
La prosa doctrinal
Obras ascéticas- Quevedo es tal vez el escritor español en quien Séneca ha influido mas
hondamente; en sus tratados ascéticos se unan los puntos de vista de la moral cristiana con las
doctrinas del estoicismo. Un pesimismo realmente tétrico respecto del mundo presente se advierte
en estas obras, en las que la vida es descrita con mas largos colores y donde la idea de la muerte
ocupa un lugar central; todo lo humano aparece sometido a la terrible desvalorización de la moral
barroca. El estilo, intenso y lleno de agudos contrastes, contribuye a dar relieve a las siniestras
consideraciones del autor. Destacan del grupo ascético “La cuna y la sepultura”, “Las cuatro pestes
del mundo” y la “Providencia de Dios”. Carácter semejante tiene su traducción de una obra de
Séneca “De los remedios de cualquier fortuna”. Entre las obras ascética hay “Vida de San Pablo”, la
“Vida de Fray Tomas de Villanueva”, escritas en prosa bellísima, y “La constancia y paciencia del
santo Job”.
Obras políticas- Sus ideas políticas se inspiran en las normas cristianas y el ejemplo de Roma, en la
“política de Dios, gobierno de Cristo, tiranía de Satanás” y en la “Vida de Marco Bruto”, cuya prosa,
sobria y acerada, es un modelo de concisión y energía. Ambas se hallan integradas por reflexiones
políticas de orden abstracto, pero tras ellas vislumbra una potente critica del estado de cosas en
Empana. Él dirige terribles ataques contra los malos ministros, la relajación de las costumbres y la
perdida de los ideales heroicos de otros tiempos, poniendo como ejemplo la austeridad romana o
las virtudes de los antepasados. La figura del monarca queda siempre a salvo y que sus censuras
contra la realidad social y política del momento dejan paso a un férvido elogio de España cuando la
ve atacada por los países extranjeros, como en “España defendida”.
Carácter histórico- político tienen el “Lince de Italia” y el “Mundo caduco y desvaríos de la edad”,
sobre la política exterior de España, y los “Grandes anales de quince días”, documento sobre los
primeros anos del reinado de Felipe IV.
Traducciones
En prosas hay las “Epístolas”, de Séneca; el “Rómulo”, del Marqués de Malvezzi, y la “Introducción
a la vida devota”, de San Francisco de Sales; en verso, traducciones e imitaciones de Anacreonte,
Epicteto, Virgilio, Horacio, Marcial, Petrarca, Du Bellay...
El estilo de Quevedo
En su producción conceptista destacan entre ellos el laconismo de la frase, su ritmo nervioso y
rápido y la extraordinaria abundancia de antítesis y contrastes. Su prosa es vigorosa y enérgica,
ajena a todo halago sensorial, pero dotada de una formidable fuerza expresiva. Su ingenio se
manifiesta en las obras satíricas porque el léxico usual es objeto de audaces deformaciones. En su
obra hay una estilización caricaturesca de la realidad, un humor siniestro que no perdona nada y
que se complace en dirigir sobre ella y el mundo los mas duros sarcasmos. Las obras ascéticas y
políticas son menos brillantes y agudas, pero su austera sobriedad de su robusta prosa y su dignidad
moral de su contenido ideológico les confiere un alto valor literario y humano.
38. El teatro y la lirica de Lope de Vega
El teatro nacional en el siglo XVII
El animado y brillante creado por Lope de Vega representa el triunfo de los elementos populares y
nacionales que durante todo el siglo XVI lucharon contra las tendencias humanísticas. Ahora surge
un teatro dinámico, de inspiración netamente española que viene a perpetuar en lo fundamental las
tradiciones estéticas e ideológicas de la Edad Media. La producción dramática de nuestro siglo XVI
se agrupa en torno a dos figuras máximas:
• Lope de Vega--> creación de unas formulas teatrales que habrán de mantenerse a través de
toda la centuria;
• Calderón de la Barca--> la incorporación a aquéllas de los recursos mas característicos del
estilo barroco.
El teatro de los "corrales" en el siglo XVII
Hacia 1580 había en España 3 tipos de teatro:
1. El RELIGIOSO---> representado con gran pompa y al aire libre, en determinadas festividades
de la Iglesia;
2. El CORTESANO--> que habría que adquirir un gran incremento en el reinado de Felipe IV,
gracias al concurso escenógrafos y al auge de las fiestas palaciegas;
3. El DE LOS CORRALES--> (verdadero teatro), a los que acudía todo el pueblo. Estos últimos
(especialmente comedias) estaban situados en el patio interior de una manzana de casas y
su disposición era la siguiente:
a. El escenario no tenia telón de boca y las decoraciones eran tan rudimentarias que
los actores tenían que aludir constantemente al lugar donde se hallaban;
b. El publico ocupaba diversas localidades:
1. Los balcones que daban al patio (por los nobles);
2. Los bancos situados ante el escenario;
3. El espacio desde donde los ruidos "mosqueteros" contemplaban de
pie la representación;
4. La "Cazuela", local reservado a las mujeres.
Fueron célebres en Madrid los teatros de "la Cruz" y del "Príncipe".
c. El espectáculo comenzaba a las tres o cuatro de la tarde y duraba dos horas y
media.
d. En los entreactos de la comedia el escenario quedaba ocupado por los que
representaban "Entremeses", cantaban "jácaras" o distraian al publico con "bailes".
e. Si molestaba el sol se corría un toldo (tenda) y si la lluvia fuerte se suspendía la
representación.
f. Las obras duraban pocos días en la escena y para responder a la constante
demanda del publico los empresarios de las compañías (autores) las compraban a
los comediógrafos, editándolas luego en grupos de doce e