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2.8.4. LA ORGANIZACIÓN TEXTUAL Y DISCURSIVA
La organización textual y discursiva de la comunicación oral:
• en primer lugar, es multicanal, en el sentido de que hay que atender a lo puramente
lingüístico, a lo paraverbal, a lo cinésico y a lo proxémico.
• En segundo lugar, hay manifestaciones:
o Dialogales (la más típicas de la oralidad), con dos o más interlocutores;
o Monológales (o monogestionados)--> habrá que atender varios aspectos:
▪ Por una parte, aquellos que sirven para organizar la estructura del texto.
▪ Por otra parte, se tiene que prestar atención a cómo las formas lingüísticas y
textuales sirven para dar coherencia al discurso, tanto a los marcadores
discursivos como las secuencias textuales que aparecen.
Siempre encontraremos marcas, verbales o no verbales, interactivas.
• En tercer lugar, se observan las marcas interactivas verbales y no verbales que presentan los
textos monogestionados y que son una muestra clara de esa <<dialogicidad>> característica
de cualquier tipo de comunicación humana.
Estructura Marcas de coherencia Marcas de interacción
Presentación Marcadores discursivos Elementos cinésicos
Resumen Ordenadores Gestos
Anticipación Organizadores Maneras
ordenación Conectores Posturas
Progresión informativa Operadores Elementos proxémicos
Continuidad Secuencias textuales Lugares
Cambio Narrativa Distancias
Contraste Explicativa Formas verbales de apelación
Finalización Argumentativa Deixis personal y social
Recapitulación descriptiva Muletillas tipo ¿no?, ¿de
acuerdo?
Resumen Referencia al conocimiento
Coletillas compartido
cierre Diálogos <<retóricos>>
...
Es importante observar el tipo de <<escenario>> en que se produce el monologo, es decir, la
localización espacial y temporal, su organización y su significación sociocultural.
En el caso del discurso dialogal hay que atender a su organización estructural en turno de palabra.
Una primera manera de acercarse a los diálogos es analizar cómo se organizan las tres secuencias
básicas:
− Inicio (saludos, preguntas, exclamaciones).
− Desarrollo (mantenimiento, cambio, feedback, respuestas mínimas...).
− Final (ofrecimiento, aceptación, cierre).
El inicio y el final de las interacciones orales suelen responder a formulas rituales especificas de cada
grupo cultural o de cada tipo de evento. Saber iniciar y terminar una interacción de forma adecuada
a las expectativas que generan los diferentes tipos de eventos dialogales supone un grado de
competencia comunicativa oral elevado. El cuerpo central de la interacción es el que puede estar
sujeto a mayor flexibilidad y donde hay que atender a la forma como se produce la co-construccion y
la negociación en diferentes planos:
− Interlocutivo;
− Temático;
− De la posición de los hablantes;
− Del tono;
− De las finalidades, etc.
En una situación comunicativa entre tres o mas participantes hay tres dimensiones de análisis:
♦ la dimensión interlocutora--> atiende a la mecánica en que se organiza la interacción y tiene
en cuenta el espacio interactivo ocupado (el capital verbal), la manera de tomar la palabra y
de pasar de un turno al siguiente, así como la forma en que los diferentes participantes
construyen una parte de su identidad a partir de los papeles comunicativos que desarrollan.
Esta dimensión nos puede aportar una información muy valiosa respecto a las diferentes
posiciones que adopta cada interlocutor y al grado de control interactivo.
♦ La dimensión temática--> atiende a la actuación que los diferentes interlocutores tienen
respecto a la construcción temática, a qué tipo de contribuciones realizan y a qué papel
desempeñan en lo que se refiere a la propuesta, mantenimiento y cambio del contenido
informativo de la interacción.
♦ La dimensión enunciativa--> atiende, por una parte, a la posición de los diferentes sujetos
respectos a lo que dicen y al resto de interlocutores y, por otra parte, a los recursos
discursivos-textuales que utilizan para llevar a cabo sus finalidades comunicativas.
Dimensiones para el análisis del discurso
1. Dimensión interlocutiva:
• Capital verbal:
− Numero de tomas de palabra
− Numero de palabras
− Tiempo ocupado
• Origen de las tomas de palabra:
− Autoselección
− Heteroselección
• Modos de transición:
− Pausa
− Solapamiento
− Interrupción
• Papeles comunicativos:
− Aserción
− Pregunta
− Validación (acuerdo/desacuerdo)
− Demanda de validación
− Respuesta
− Gestión:
1. De los turnos de palabra
2. De los temas
3. Del contrasto comunicativo
2. Dimensión temática:
• Contribución:
− Directiva
− Reactiva
− De relanzamiento
− Continuativa
− Desligada
• Estructuración temática
3. Dimensión enunciativa:
• Modalidad enunciativa:
− Apelativa (<<yo>>, <<nosotros>>)
− Elocutiva (<<tu>>, <<vosotros>>)
− a
Delocutiva (3. persona o impersonal)
• Modo de organización del discurso:
− Narrativo
− Argumentativo
− Descriptivo
− Didáctico-explicativo
PRIMERA PARTE
CAPÍTULO 3
EL DISCURSO ESCRITO
Hoy, en la sociedad occidental, la escritura constituye para la mayoría de la población una segunda
naturaleza verbal. El entorno lingüístico habitual está constituido por mensajes orales u escritos que
funcionan interrelacionados o de forma autónoma en las múltiples actividades de la vida. Necesitamos
situarnos en una perspectiva histórica para comprender el valor de la aparición de la escritura como
sistema semiótico. La existencia del lenguaje, que surge como una manifestación oral relacionada
con la interacción entre individuos, se asocia a la aparición de la especie del Homo sapiens sapiens,
hace unos 90.000 años.
La escritura es un hecho históricamente localizable porque ha dejado huellas materiales a través de
representaciones icónicas de la realidad y a través de representaciones de distintas unidades
lingüísticas. Diversos estudios relatan la apasionante historia de los sistemas de representación
icónica y gráfica del habla (Gelb, Gaur, Crystal, etc.).
La escritura aparece alrededor del año 3500 a.C., la invención de una de sus variantes, la escritura
alfabética, constituye el logro más extraordinario en la búsqueda de una representación económica y
funcional de unidades lingüísticas. Efectivamente, la utilización de un número reducido de signos,
treinta y dos como máximo, combinados entre si, permite la representación del acervo de palabras
que constituye el léxico propio de un sistema lingüístico.
Sin embargo, la escritura alfabética no es universal. El alfabeto se empezó a utilizar en la costa oriental
mediterránea, entre Egipto y Mesopotamia, alrededor del 2000 a.C. Se extiende a partir de lo fenicios
en el siglo X a.C., y es adoptado de forma paulatina por los hablantes de las lenguas semiticas (que
representan sólo los sonidos consonanticos) y por los hablantes de la lengua griega aproximadamente
a partir del siglo VIII a.C.
La escritura es una técnica específica para fijar la actividad verbal mediante el uso de signos gráficos
que representan la producción lingüística y que se realizan sobre la superficie de un material de
características pastas para conseguir la finalidad básica de está actividad, que es dotar el mensaje de
un cierto grado de durabilidad.
A partir de los interesantes estudios sobre la consecuencias de la Escritura en la vida social sabemos
de la lentitud de su implantación y la distribución diversa de su uso. Desde la perspectiva de la
antropología cultural, Goody resalta las funciones cognitivas de la cultura alfabética, afirmando que
las prácticas que se derivan de ella son capaces de cambiar el estilo cognitivo y los modelos de
organización social de una comunidad.
La escritura es de importancia fundamental porque preserva el habla a través del tiempo y del espacio
y porque transforma el habla de tal modo que la comunicación a través de la vista crea unas
posibilidades cognitivas para el ser humano muy distintas a las creadas por la comunicación emitida
por las palabras que salen de la boca.
Ong indica que la escritura da vigor a la conciencia:《para vivir y comprender totalmente necesitamos
también la distancia》. Esta distancia que permite el uso escrito acentúa el poder humano de
abstracción, de reflexión, de aislarse del contexto más inmediato, con lo que resulta en un estilo
cognitivo que prioriza la actividad intelectual.
Stubbs y Kress coinciden en subrayar la conservación de la memoria de los acontecimientos como
función primordial de la lengua escrita. Este hecho tiene como consecuencia que en la vida social
deban mantenerse por escrito todos aquellos que adquieran un valor público y oficial (nacer, morir,
etc.). El texto escrito puede ser consultado, analizado, y, al permanecer invariable, es el testimonio
de la historia del individuo y de la comunidad. Permite, además, que la producción lingüística se
extienda a destinatarios diversos y lejanos. La escritura tiene esa capacidad de difundir información
con carácter estable.
El uso de la lengua escrita ha tenido una distribución muy desigual. Según Stubbs se estima su en el
mundo hay un 40% de la población adulta que no conoce la escritura, a lo que hay que añadir un 25%
que está por debajo de los niveles de la alfabetización funcional. Se puede considerar justificada la
posición que defiende la prioridad del modo oral sobre el modo escrito. Al modo escrito se le otorga
más valor y prestigio por ser este el vehículo de la expresión política, jurídica y administrativa, de la
expresión cultural y de la comunicación periodística. Los lingüistas señalan