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LOS PAISES DE LAS TEJAS
Construida sobre una colina Casablanca tiene una arquitectura bailarina, con
escaleras de madera y de piedra, no hay casas construidas sobre el mismo ni-
vel. El país termina con casas muy pobres hechas de madera clara, pero, dice
el autor, la riqueza la tienen por dos razones:
tienen una vegetación frondosa
tienen el paisaje mas lujoso de todo el mundo.
Casablanca es el unico lugar donde puedes encontrar el silenzio, la paz, que
no se puede encontrar claro, en la ciudad mas ruidosa del mundo.
LAS CIUDAD DE LAS COLUMNAS
En la obra de Carpentier lo que aparece son una series de símbolos que nos
acompañan durante nuestra lectura:
antes nos habla del puerto de la Habana que como dijo Humboldt “era uno de
los mas rientes que se pudo encontrar en Norte del Ecuador.
Siguiendo nos habla del mal trazado de las calles y de cuando estaba habitada,
cuando las columnas servían mas como lugar de refresco.
También la columna ornaba los interiores de las casas,y nos habla de como otros
elementos decorativos eran también funcionales para defenderse del sol y del ca-
lor. Aunque en un estilo sin estilo, mezcladas entre lo dorico, lo corintio y lo jó-
nico.
Nos habla luego de la alegría de las calles “bulliciosa y parlera”, con sus fruteros
y vendedores y también de las casas cubanas, las casas criollas tradicionales de-
sde las cuales raramente se habrían las ventanas que daban a la calle.
La arquitectura cubana tiene como primero elemento la reja, describe las blancas
y ricas de flores y de decoraciones ademas de las rejas residenciales (con roseto-
nes, pavos reales y arabescos entremezclados), nos enumera la reja severa, mas
gotica así que nos sugiere como la reja sabe representar bien cada nivel arquitec-
tonico-social.
Encontramos siguiendo en la lectura, los guardavecinos descritos como fronteras
decorativas, de los portafaroles y guardacantones ( arruinados por el salitre.
Cuando nos habla del barroquismo del interior, del lugar del fresco que los cuba-
nos tanto amaban, nos habla de las mamparas que pero la define diversamente
de su definición que se busca sobre cualquier diccionario, porque es, dijo Alejo
Carpentier, la verdadera puerta interior de una casa criolla, creando “un concepto pe-
culiar de la vida en comun” , de las relaciones intimas y familiares.
Por ultimo cita el “mediopunto” enorme abanico de cristal sobre la puerta inte-
rior del patio, que también servia para filtrar mejor los rayos de luz. Definido “el
interprete entre el hombre y el sol”.
Al final regresa a las columnas cubanas, concluyendo con una frase de Baude-
laire: temple oü de vivants piliers / laissaient entendre de confuses paroles».
OTRAS NOTICIAS:
En la obra escrita de Alejo Carpentier, La Habana ejerce su cierto papel prota-
gónico, incluso cuando no aparece en su forma descriptiva más directa.
La ciudad se convierte, en las páginas del autor, en brisa o vendaval, en aire que
refresca o abrasa todo lo que se nos va contando. Es un punto de encuentro que
provoca la imaginación de los hombres, incluyendo en ellos al mismo Carpen-
tier, en un proceso que tiene mucho que ver con el ir conociendo el universo y la
historia de un complejo ser americano. No importa tanto el sitio, aunque se de-
staque su singular personalidad; interesan sus visiones.
Esta obra es la formula concreta de una abstracción espacial siempre en movi-
miento. Las palabras del cubano se ordenan en la medida que las va paseando
sobre la pàgina. No es el guía que señala, ni el vecino del barrio; es el hombre
entero, y éste refiere algunos destellos de «la vieja ciudad, antaño llamada de in-
tramuros, ciudad en sombra, hecha para la explotación de las sombras. La singu-
laridad se instala en la pluralidad; lo
único en lo múltiple, en su objetiva linealidad y en su puntual presencia super-
puesta y retorcida. El tiempo, las personas y las cosas no se suceden, sino que se
encuentran, Para Carpentier, las columnas son los puntales de La Habana, el
origen de un círculo yunto a la columna, y entre ellas, las gentes, su bullicio y
otros elementos ar-
quitectónicos imprescindibles para entender el complejo aire barroco del con-
junto, la lógica de un ambiente exuberante, de un paisaje sincrético que expone
su natural simbiosis abigarrada con toda la fuerza que proporciona un tremendo
horror al vacío. La reja también tiene su sentido y su historia, ligada a las casas y
a quienes la habitan, Desde los bajos, más antiguos —y aquí también cabe con-
templar la presencia del guardacantón—, hasta los más elevados, ya a partir de
este siglo, expresos en balcones y galerías, externos o interiores, con sus guarda-
vecinos, la «orfebrería» ferruginosa va presentando sus variantes específicas, ado-
sándolas a las fachadas, en sus abiertos huecos que se proyectan hacia ambos la-
dos de los muros. El enrejado configura un adorno de existencia casi atemporal
y, a la vez, exactamente cronológica. El proceso histórico se repite en coherente
diálogo con su entorno y con las personas que lo van haciendo mientras lo viven.
Las primeras rejas, más próximas a la tierra, son blancas, enrevesadas, casi vege-
tales.Los segundos hierros, arriba, siguen esa misma proporcionalidad sin pro-
por- ciones ni medidas de sus vecinos inferiores, si bien se afincan en ese espacio
aé- reo destinado a los altos municipales o comunitarios. Es aquí donde reina el
guardavecinos, una verdadera «frontera decorativa, puesta en el límite de una
casa, o, en todo caso, de un piso, repitiéndose, en él —multiplicándose, por tan-
to—, toda la temática decorativa que ya había nacido en las rejas puestas al ni-
vel de las calles, aupándose, elevándose con ello el barroquismo de los elemen-
tos arquitectónicos acumulados por la ciudad criolla... Nacieron allí, en lo alto,
nuevas liras, nuevas claves de sol, nuevos rosetones, remozándose un arte de la
forja que estaba en peligro de desaparecer con los últimos portafaroles... que so-
lían sacar el brazo propicio sobre el arco mayor de la puerta mayor».
El conjunto manifiesta, hacia lo externo, el estilo callejero de La Habana, y, por
extensión, el de Cuba entera, dando los rostros de una cara en los metales de su
fachada
que guarda, en su lado interno, un paisaje acorde con lo que se ofre- ce al vian-
dante en la atenta contemplación de sus figuras.
La mampara, en sus diferentes formas debidamente localizadas.
La ciudad de las columnas es una pieza musical que se convierte en otro ejerci-
cio de historia donde se mezcla, superpone y confunde, lo sensual, su memoria y
sus imágenes, dando paso a la configuración de un cierto espacio mítico; ofre-
ciendo el trayecto para contemplarlo y entender sus matices; liberándolo de in-
terpretaciones monolíticas y de tics extraños y preconcebidos.
La Habana muestra al paseante desocupado su completo artificio; otorga al via-
jero la posibilidad de enriquecer su experiencia inteligente, despertando su fan-
tasía; convierte a este último en héroe pacífico, empeñado en cumplir su trabajo
en los límites del texto. En lo mínimo se resume lo trascendente; en lo particular
sus contrastes.
El relato de La Habana, en La ciudad de las columnas, es lógico, parcial, de-
spreocupadamente intenso y encajado, preñado de imaginación, de materiales y
de argumentos; íntimo, obsesivo y distante; verdadero y aparente.
ABILIO ESTEVEZ:
Nace en 1954, escribe novelas y cuentos en un estilo barroco y rebuscado,
muy particular. El libro “El inventario secreto de la Habana” se publica en
2004, donde mezcla una parte de memoria individual con la historia de la
ciudad, Estevez a partir de 1999 se traslada a Barcelona (ahora vive allí) no se
puede hablar de exilio, pero no tiene , digamos, relaciones con su isla. Escri-
be este libro entre Barcelona y Palma de Mallorca, es decir en España, de la
lejanía, es una reconstrucción de la ciudad a partir de una memoria personal,
no lo escribe estando fisicamente allí.
Esta’ dividido en 6 partes, tiene un brevísimo epilogo, en cada capítulos de
vez en cuando aparece una pagina como si fueran ilustraciones pero son citas
de otros autores que hablan de la Habana.
Están en orden cronologico, la primera es de 1800 y la ultima de 2002. Ci-
tas de escritores extranjeros y cubanos, de Hemingway a Garcia Lorca, casi
como una antologia. El libro presenta una “memoria colectiva”, sirve para
que el texto instaure un dialogo con la memoria colectiva. Fragmentos:
“Como decía Hemingway…”
EL INVENTARIO SECRETO DE LA HABANA
Las seis partes:
El texto empieza con el primer capitulo“En un cafe del Molinar…” y el ul-
timo “De madrugada en la calle Valencia”, todo esta’ como adentro de un
cuadro. El primer capitulo empieza con personajes de la familia de Estevez al
lado de personajes públicos y termina “..que significaba ser un nativo de las
islas… su falta de arraigo…si la vida del mar es el de la fijeza” (cita Micheler
un autor francés del siglo 19).
El libro esta’ construido por fragmentos breves, independientes entre ellos
pero que al final construyen una historia.
Uno de los temas fundamentales es “La Cubanía" como decía Ortiz, enten-
dida como pertenencia, la insularidad.Como decía Viñeras.
La generación de la Revolución —>
Cuba es una isla geograficamente pero también es ideologica y política, hay
un sistema politico diferente y que reclama su diferencia frente a los EEUU.
Isla doble. La separación de su economia respeto al continente. Cuba es una
especie de fuerte que se tiene que defender incluso militarmente (como en
1962). Cuba se ha sentido asediada y después de 1989 eso se va aun mas
multiplicando porque Cuba se queda sola frente al mundo y esto provoca
una fuerte sensación que todavía hay (ahora se va disminuyendo). No solo
por la situación de crisis economica, sino ellos se sentían diferente. Esto se
encuentra en la primera parte.
La segunda parte esta’ toda dedicada al Malecón, describe su experiencia con
este lugar “No imagino La Habana, sino el Malecón…”.
La esperanza es otro tema: “En la Habana se espera, que? No sé…La espera
que yo conozco, la habanera, tiene algo de