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La sociedad española de la Transición a hoy en día
La crisis económica y la sociedad española de la Transición.
Los nuevos medios de comunicación. El régimen franquista fue consciente, desde los comienzos de la Guerra Civil, del gran poder de los medios de comunicación e hizo grandes esfuerzos por reglamentarlos y someterlos al más estricto control. Los medios se articularon como canales de propaganda del Estado, y fueron, además, un instrumento para tratar de transmitir a los ciudadanos la educación que convenía al régimen totalitario. Todo ello fue regulado con la Ley de 1938.
Durante las décadas de los cuarenta y los cincuenta, la Falange dominó el sistema informativo gracias a la creación de la Prensa del Movimiento, mediante la que controlaron cadenas de radio, numerosos periódicos y mantuvieron un claro dominio sobre la agencia estatal EFE.
La década de los años sesenta se caracterizó por el interés por la tecnificación del país y por el progresivo abandono de la autarquía económica, lo que motivó cierta necesidad de apertura al exterior. En 1966, siendo Ministro de Información y Turismo Manuel Fraga Iribarne, se promulgó la Ley de Prensa e Imprenta, lo que supuso una mayor libertad de expresión en los medios; aunque no se alcanzó un "liberalismo informativo" absoluto, sin embargo, la prensa comenzó antes de la muerte de Franco a preparar el cambio político, especialmente mediante importantes sectores liberales y demócratas-cristianos – controlados por capital privado – favorables a una política reformista y vinculados a órganos de expresión como los diarios Nuevo Diario, Informaciones, Madrid, Ya, los semanarios Triunfo y Cambio 16 etc. En 1978, la.La constitución española presentó el concepto de libertad como un concepto clave: se intentó establecer todas las libertades democráticas, se abolió la pena de muerte, se garantizó la libertad de culto y se reconoció la importancia de la religión católica, la libertad de enseñanza y derecho a recibirla, la libertad de empresa.
Al mismo tiempo, hay una liberalización de la cultura y las costumbres: la religión pasa a una dimensión personal (antes el concepto de familia y de religión eran puntos fundamentales para el franquismo). La censura desaparece y hubo un cambio repentino en la sociedad española: España se convierte en una sociedad más libre, lúdica y urbana.
La prensa española durante la Transición. Con la muerte de Franco, a partir de 1975, inicia la desaparición de la Prensa del Movimiento y también de las revistas fundadas por
La Falange, y se desarrollan una serie de revistas y periódicos de opiniones distintas. Los periódicos de mayor difusión en 1975, además del diario sindical Pueblo, eran ABC, en información general, y As y Marca en la prensa deportiva. En Barcelona el líder indiscutible era La Vanguardia, mientras en Galicia lo seguía siendo, la Voz de Galicia. Hay que destacar que en aquellos años surgieron nuevos grupos editoriales de gran fuerza, como 'Grupo 16' y 'Grupo Z', pero el hecho más sobresaliente tuvo lugar el 4 de mayo de 1976, fecha en la que el grupo Prisa edita el primer ejemplar del diario El País, publicación que consiguió atraer desde entonces el mayor número de lectores. En el mismo año se fundó Diario 16, que desaparecerá en 2001. Antes de que se estableciera democráticamente el Parlamento, la prensa contribuyó al debate.
y a asentar la jovendemocracia en momentos difíciles, como fue el de la legalización del PCE en abril de 1977. La prensa nacionalista –Deia y Egin afin a ETA en el País Vasco en 1977, Avui (1976) y El Periódico de Catalunya (1978) en Cataluña – y la departido se sumará pronto al debate. La Constitución de 1978 garantizará definitivamente la libertad de expresión (art.20). Al comenzar la era socialista (1982) el panorama de la prensa nacional aparece polarizado en torno a El País, que apoyará al PSOE, y a ABC que desarrollará una fuerte oposición, tarea en la que se encontraba Diario 16 y a la que se sumará El Mundo (1989) del periodista P. J. Ramírez y años más tardes La Razón (1998) de L. M. Ansón. Una sociedad más lúdica y urbana. Paralelamente a la secularización de la sociedad se produce una liberalización de laCultura y de las costumbres. Desaparece la censura franquista y la religión pasa a la esfera de dimensión personal. La creación de un Ministerio de Cultura y Bienestar y el apoyo autonómico suponen la rehabilitación de la cultura en la vida nacional, con el reconocimiento de los escritores exiliados y el fomento de las capacidades creativas en los jóvenes.
Son los años de la "movida madrileña" y tanto la música como las artes plásticas y el cine atraen fuertemente la atención de la nueva generación que encuentra medios para la crítica del orden moral del pasado régimen y empieza a observar con desencanto los logros obtenidos por la democracia.
El desarrollo de la sociedad urbana avanza, pero con problemas y amenazas. El proceso de urbanización de la sociedad ha permitido fuertes concentraciones de tierra en regiones como Andalucía con un endémico desempleo rural;
Por otra parte, las ciudades españolas tuvieron que afrontar el problema social del paro y de la droga con fuertes consecuencias en inseguridad ciudadana y con el descontento de los sectores más tradicionalistas que a estas razones unían las consecuencias de un terrorismo nacionalista, social y políticamente devastador. Se puede afirmar que la Transición había concluido y, tanto desde el punto de vista social como jurídico e institucional, la ruptura con el Franquismo se había producido netamente y toda la sociedad en su conjunto se mostraba más libre y solidaria.
El ingreso en la CE y el desarrollo económico. De la expansión al recalentamiento de la economía. Los años sesenta del pasado siglo fueron de autarquía económica y de continuo ensalzamiento del régimen, pero también el comienzo de un Plan de estabilización (1959), que llevará a España
progresivamente a la industrialización y posteriormente a la terciarización; el primer paso lo logró en 1963 al cruzar el umbral de los 500 dólares de renta per cápita y obtener la condición de país desarrollado según los parámetros de la ONU. Durante la década de los años setenta el país alcanzó un desarrollo desigual y de efecto poco duradero al sufrir dos graves crisis energéticas (1973 y 1979). La situación socio-económica del postfranquismo derivó en un elevado aumento del paro y de la inflación en un clima político afectada por la violencia terrorista de ETA y la tendencia al involucionismo en algunos sectores militares (intento del golpe en 1981). En la década de los ochenta la anhelada adhesión a la CE, en 1985, significó un gran incentivo para la inversión, tanto interna como externa. En 1986, el primer año de.adhesión plena, el total de las exportaciones a la CE alcanzó un 60%, desde un 53% en 1985; el mercado español de importaciones comunitarias subió a un 48% desde un 36%. Alemania del Oeste desplazó a Estados Unidos como el mayor proveedor de España. Sin embargo, en 1989 la economía ya estaba recalentada: la producción avanzaba a tasas anuales en torno al 5%, la demanda interna crecía a tasas del 7% al 8% y se importaban productos a gran escala. Las importaciones de bienes de consumo se triplicaron entre 1985 y 1990, mientras que las exportaciones se incrementaron en un 30%. El déficit estatal siguió subiendo, la inflación permaneció muy alta y los elevados tipos de interés reales, como reflejo de la política monetaria restrictiva, llevaron a una fuerte apreciación de la peseta. Entrada en el SME. Con el fin de contener las presiones alcistas en el tipo de cambio y dar mayor credibilidad aLos objetivos de la política antinflacionista del Gobierno, en junio de 1989 se introdujo la peseta en la banda ancha de fluctuación del mecanismo de cambios del Sistema Monetario Europeo. Como parte de la política de estabilización de la economía, el Banco de España puso un techo a los créditos para el sector privado, que luego eliminó a principios de 1991. En 1990, fracasó un intento de moderar el crecimiento salarial mediante un acuerdo con los sindicatos para un pacto de competitividad, dejando a ambas partes con un sabor muy amargo.
De Maastricht al euro. En 1991, la renta per cápita de España se acercaba ya al 80% del promedio comunitario. En el mismo año, el crecimiento económico llegó sólo a un 2,4%, la menor tasa desde 1985, pero todavía una de las más altas de la OCDE. España gozó en estos años de los Fondos Sociales Europeos para
realización de numerosas obras de infraestructura y modernización, pero sólo la aplicación del tratado de Maastricht firmado en 1992, en medio de un proceso de fuertes liberalizaciones, supuso finalmente la superación de una fase de fuerte estancamiento entre 1992 y 1994. La buena coyuntura económica europea y la política de privatización del primer gobierno Aznar (1996-2000) obtuvieron buenos resultados y un constante crecimiento del PIB. Contribuyeron también a ello la creación de un espacio europeo sin fronteras interiores, con un Banco Central Europeo, y la instauración en 2002 de la moneda única, el euro, en doce de los estados miembros, entre los cuales figuraba España. En 2003 España importó productos por valor de 210.860 millones de dólares y las exportaciones ascendieron a 158.213 millones. Entre las principales importaciones se encontraban combustibles minerales (crudo) y lubricantes,
los países de la Unión Europea, como Francia, Alemania, Italia y Reino Unido. También se realizan intercambios comerciales con países de América Latina, como México, Brasil y Argentina. Otros socios comerciales importantes son Estados Unidos, China y Japón.