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Introducción
En todas las lenguas el presente de indicativo se usa para referirse a
verdades generales o para la descripción de datos objetivos. Las razones de
este amplio uso del presente del indicativo en lugar de otros tiempos verbales
es un tema que hasta ahora ha interesado a diferentes lingüistas que quieren
explicar el motivo por el cual es un tiempo tan versátil, que se puede usar para
hablar del momento de la enunciación (ME) y también con el pasado y el
futuro. Es importante para entender interrogarse acerca del cual es la relación
que se establece, o más bien el vinculo que el enunciador establece entre el
ME y el momento a que se refiere el enunciado. Es una cuestión que genera
mucha confusión porque se suele ver como coincidentes dos niveles:
1. El nivel extralingüístico, “los hechos”
2. El nivel lingüístico, “el hablar de los hechos”.
Es un problema que afecta a todo el sistema verbal, no solo al presente de
indicativo. Se suele confundir estos dos planos porque se suele atribuir un valor
de actualidad a enunciados en los que, efectivamente, se usa el presente, pero
para referirse a un momento del pasado o futuro a través del uso de
marcadores temporales específicos. Lo que quiere hacer el enunciador es de
hacer más vivo y presente un dato que pertenece a una dimensión temporal
que ya no es o que incluso está todavía por llegar.
Este uso masivo del presente por parte del hablante cuando se podría usar
unos tiempos verbales más apropiado se puede explicar a través de las
irregularidades, que son el resultado del uso continuo y masivo de
trasformación por parte de los hablantes. De acuerdo con las reglas de
trasformación fonéticas o de creación de relaciones, estas estructuras a lo
largo del tiempo cambiaron de “forma” creando otras nuevas y comenzó a
cambiar la naturaleza de las relaciones establecidas con otros operadores.
El presente de indicativo y la tradición gramatical
El presente muestra una amplia variedad de posibles interpretaciones,
temporales y aspectuales, que contribuyen a crear una visión irregular y
confusa de esta forma verbal. Las gramáticas descriptivas suelen atribuir seis
valores al presente de español:
Pedro mueve los brazos
1. Descriptivo:
Ahora mismo subo
2. Inmediato:
Todos los días voy al colegio
3. Habitual: Dos por cuatro son ocho
4. Gnómico: El otro día me ve por la calle y el muy tonto no me saluda
5. Histórico:
6. El próximo año voy a Madrid a estudiar
Futuro:
De estos seis valores, solo el descriptivo y el gnómico, los atribuidos al
presente, no están introducidos por un adverbio de tiempo, mientras que los
otros los necesita. Las etiquetas de los distintos valores tienden más a describir
el adverbio temporal que la forma utilizada.
El presente gnómico es un presente ligado a un conocimiento, una
experiencia antropocéntrica (el hombre en el centro de su realidad), que ha
conducido el individuo a adquirir un determinado conocimiento, a través de un
instrumento o una experiencia. Se usa para describir la realidad del
enunciador, una realidad obtenida.
La confusión surge en el presuponer que el presente siempre coincide con el
ME y que todos los usos reflejan la voluntad del enunciador de identificar
eventos simultáneos con el momento de la enunciación. Por lo tanto, cuesta
creer que el presente tiene un valor temporal implícito para designar el
momento de la enunciación, en este caso el presente deba necesariamente
especificar las coordenadas temporales por medio de elementos externos.
Si aceptamos dicho axioma y consideramos el valor temporal del presente
debido precisamente a su coincidencia con el ME tendríamos una forma creada
expresamente para describir simplemente lo que hace el sujeto de la
predicación, sin aportar ningún otro tipo de información, o mas de ella del dato
a secas que muestra el nexo nocional sobre el cual la intervención del
enunciador se reduce a un grado mínimo. Sería este el valor que explica el uso
del presente en los titulares periódicos, donde el presente es empleado porque
Los expertos rebajan sus
se limita a informar sobre lo sucedido sin intervenir:
previsiones para España y prolongan la recesión a 2013. Por el resto del
artículo se reserva el uso de otras formas verbales, como el imperfecto, que
desplaza la atención del coenunciador sobre el enunciado. La presencia del
enunciador en este último caso es más marcada respecto a los enunciados
donde se usa el presente.
El presente del indicativo y tiempos del “pasado”
El presente de indicativo de las lenguas románicas nace del latín de la
tempora infecta
“ ” o sea aquellos tiempos verbales que presentaban las
acciones como en desarrollo, mientras que los verbos que pertenecen a la
tempora perfecta
“ ” presentaban las acciones como terminadas. Los tiempos
de tempora perfecta a lo largo del tiempo se especializaron en la expresión
puramente cronológica del pasado, los actuales presente e imperfecto de las
lenguas románicas no tuvieron el mismo destino. La forma sintética del futuro
latín, que pertenecía al grupo de los tempora infecta, dio paso a la perífrasis de
infinitivo seguido por Habere, mientras que el presente y el imperfecto
conservaros mucho más que su mero carácter de tiempo que sirven para
describir acciones en desarrollo. Esto presupuesto puede llevar a creer que el
valor invariante del presente y del imperfecto sean similar, en realidad el valor
invariante del presente parece aproximar más al valor del pretérito simple
porque ambas formas anclan los eventos en el mundo extralingüístico y
permiten al enunciador de describir o contar los eventos reduciendo su
intervención al mínimo, a diferencia del imperfecto que remite a una dimensión
metalingüística en que la presencia del enunciador es más fuerte.
Las raíces que comúnmente en la mayoría de las formas se añade, informa
sobre persona y numero del sujeto gramatical al que se refiere, así como sobre
el presupuesto tiempo. En los casos del pretérito simple (Hombre ---- mat-Ó
------ a su mujer) y del imperfecto de indicativo (Hombre ----- mat-aBa ------- a su
mujer) también informa sobre que el tiempo gramatical al que se refiere el
predicado, que es el pasado, y la raíz aBa da además informaciones sobre el
tipo de relación establecida, sino también sobre cómo se desarrolla la acción. Si
esta información adicional del imperfecto no fuese diferente del pretérito
simple, entonces el imperfecto sería redundante y superfluo en el sistema
verbal. En un estudio anterior (S. Musto, Il tempo del discorso: un discorso sul
tempo, 2009) el análisis comparativo de las narraciones de hispanófonos e
italófonos había demostrado que la forma verbal más usada es el presente de
indicativo y constató que la diferencia entre las narraciones en las que usaba el
presente de indicativo y las narraciones donde predominaban los tiempos del
pasado y del imperfecto se debía a la presencia de oraciones evaluativas y/o
del discurso directo e indirecto.
Presente de indicativo: más comúnmente utilizado para proporcionar
información directa y factual. Se prefiere cuando se desea ofrecer datos de
Juan mata a su mujer
manera objetiva y sin la intervención del enunciador:
(acción presentada como un hecho actual).
Tiempos del pasado e imperfecto: más utilizados en narraciones que
incluyen evaluaciones o interpretaciones del enunciador. Permiten a una mayor
presencia del enunciador, ya que pueden incluir comentarios o reflexiones
sobre los hechos narrados: Juan mataba a su mujer (puede implicar un juicio
sobre la habitualidad de la acción o la intención del enunciador de destacar
ciertos aspectos de la acción).
El presente se utiliza para proporcionar datos objetivos y actuales, con un
enfoque en la intemporalidad y la constancia de los hechos, minimizando la
intervención del enunciador. Con el pretérito simple tenemos un anclaje al
mundo real parecido, la diferencia se encuentra en la temporalidad, el pretérito
simple se refiere a hechos terminados en el pasado.
La intemporalidad es una característica que el presente de indicativo podría
compartir con el imperfecto en cuanto herencia de la tempora infecta, aunque
difiera sustancialmente en la manera de proporcionar la información.
Ejemplos: No me gusta este lugar, si lo hubiera sabido, no hubiera/habría
venido: No me gusta este lugar, sí lo sabia no venía
No me gusta este lugar, sí lo sé no vengo
Al utilizar el condicional y el subjuntivo, el hablante da importancia a la
virtualidad (la posibilidad o hipótesis) y la anaforidad (la referencia a una
acción anterior o contexto). Es una manera de expresar situaciones más
formales o distantes del presente. Con el uso del imperfecto renuncia en cierta
medida a la virtualidad, centrándose más en la referencia a un contexto
pasado o habitual. Por último, con el presente enfoca la manera simple y
objetiva, sin énfasis en la realización factual debido a la presencia del “si”, lo
cual indica una condición,
Según Coseriu, el presente y el imperfecto no se oponen directamente como
formas de pasado y presente, sino que representan dimensiones diferentes de
realidad lingüística. El presente se sitúa en un plano de realidad no
disminuida, directamente relacionada con el acto de enunciación, mientras que
el imperfecto se sitúa en un plano “inactual”, donde las acciones son
presentadas como más o menos disminuidas en su efectividad, relacionadas
con condiciones, circunstancias, etc. Además, Coseriu plantea que el presente
de indicativo podría considerarse como un elemento hiperonímico en el plano
de la “actualidad”, en comparación con formas verbales como el pretérito
simple y el futuro simple, mientras que el imperfecto sería su equivalente en el
plano de la “inactualidad”, en relación con formas como el pluscuamperfecto y
el condicional simple.
El presente con valor de futuro
En el latín vulgar, la forma sintética del futuro presentaba una notable falta de
homogeneidad morfológica. En su l