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Por lo tanto, hay que definir generalmente lo que es un golpe de
Estado, sin caer en demasiados matices o cuestiones accesorias.
un golpe de estado es aquella acción de
Con esto, quiero decir que
carácter violenta (moralmente con sus consideraciones
teleológicas) que busca tomar el gobierno de un país.
¿Por qué considero que esta definición es la pertinente?
Bueno, sinceramente no por capricho. Y esto quedará más claro si
utilizamos instrumentalmente la conceptualización contrastiva.
Para ello me valdré del ejercicio periodístico.
Si a la definición de golpe de Estado le imprimimos (incluimos)
todos los matices y distinciones (teorías) quisquillosas que
quisiéramos, podríamos llegar a decir que el golpe de Estado es
aquella acción por parte de una o muchas personas que tienen el
fin de perjudicar o tomar el gobierno, y mayoritariamente incluye
militares o gente armada, lo cual implica violencia por parte de un
bando hacia el otro (en tanto la verdad existe, el ser humano
puede inteligir esa verdad; de allí que la correspondencia o
adecuación del pensamiento con la cosa sea la vía para llegar a la
verdad, y no así al revés. (Ya que, si la cosa debiese
corresponderse con lo que pensamos, allí sucedería una suerte de
intentio lectoris, donde, en este caso a la obra, pero será a un
hecho, se le imprime carácter de parte del lector a la obra, y eso
no sería el camino para llegar a la verdad.)
El problema de esto es que, al intentar ser muy preciso, el
desenlace hermenéutico (interpretación) se ve forzado, es decir, a
causa de nuestros preconceptos de la vida (y probablemente
inclinaciones e ideologías) vamos a entender necesariamente de X
manera el evento Y. En este caso, con esta definición tendríamos
que aceptar que necesariamente hubo fraude, en tanto distintos
elementos constitutivos y esenciales de la definición se
corresponden con la realidad (verdad epistemológica, que es
aquella que sucede cuando hay una adecuación del pensamiento
con la cosa).
No obstante, y aquí me valgo de la definición contrastiva, de la
misma manera podría aseverar que el periodismo, en sus
pretensiones de cuarto poder, también propician golpes de
suaves
Estados circunstanciales o más (esto se dice porque
implícitamente en la segunda definición se ha abierto la puerta a
que este suceso se relativice al punto de que puede que entre un
más menos
y un dicho suceso suceda; es decir, puede ser más o
menos golpe; golpe más contundente, golpe menos contundente;
y todo esto en la medida en que se cumplan con todos los criterios
constitutivos de la definición). El periodismo lo ejercen una o
varias personas (verdad óntica, se dice de aquello que es), pueden
intentar perjudicar o ayudar a tomar el gobierno a X, y pueden
llamar a la violencia (participación intelectual).
En suma, por el principio de no contradicción y el principio de
identidad, creo menester advertir explícitamente de que el golpe
necesariamente tuvo que ser golpe, y no así golpe y no golpe en el
mismo sentido (esto se dice porque, en tanto hay verdad óntica,
hay cosas – entiéndase la predicación existencial -). Entonces, hay
cosas, luego, hay hechos (pero si no hubiese hechos, solamente
habría interpretaciones, y todo sería interpretaciones de
interpretaciones – ad infinitum -, y así la interpretación del más
fuerte sería la que prevalecería – he aquí la causa del intento de
las distintas narrativas), luego, el hombre es capaz de inteligir
esos hechos (adequatio); ergo, hay una verdad oculta (aletheia)
que esperamos encontrar. También el golpe debe ser idéntico a sí
mismo, y no debe ser un golpe mágico, o un golpe divino, o un
bombardeo, sino que hablamos de un golpe (ya especificado). Una
vez especificado esto, podemos incluir, para finalizar con las reglas
del pensamiento (lógica), el principio del tercero excluido, es decir,
que solamente quedan dos opciones: hubo golpe o no hubo golpe.
Hechas todas las aclaraciones que se consideran pertinentes, así
también entendiendo la razón vital (contexto, cultura, bagaje,
etc.), podemos desarrollar lo que sucedió concretamente. Y para
ello trataremos de desarrollar los puntos más conflictivos que se
suelen aseverar a manera de objeción (para con la tesis del no
golpe), y así también veremos estos sucesos a la luz de la
definición que hemos hecho de golpe de Estado.
- Se dice que la presencia militar, y así también su sugerencia,
configura un escenario de violencia.
A esto se le responde lo siguiente. – La sugerencia está
enmarcada en las prerrogativas que tiene el alto mando militar
(Art. 20) en la ley orgánica de las fuerzas armadas de la nación;
ergo, no hay violencia para con la ley positiva. Sin embargo, se
puede seguir esbozando critica desprovista de la ley, es decir,
al margen de las leyes. A esto se le dice que es pertinente
tener siempre presentes las distinciones del lenguaje:
Hay, básicamente, tres formas (funciones) del lenguaje. La
primera es la informativa, donde el propósito es que aquello
que conoce el emisor también lo conozca el receptor (ejemplo:
S le dice a P que está lloviendo), entonces, si las fuerzas
armadas hubiesen dicho algo “Se le informa al Sr. Evo Morales
que ya no es presidente”, sin duda alguna implicaría y
denotaría mayor violencia; la tercera (salto la segunda por
conveniencia) es la que hace referencia al lenguaje
prescriptivo, que es aquel que entra en el plano imperativo –
debe
ético - y práctico (ejemplo: S ser P), entonces si las
fuerzas armadas hubiesen dicho algo como “El Sr. Evo Morales
debe renunciar”, se hubiese podido inferir de allí que, en tanto
las fuerzas armadas gozan de algo que los demás no (las
armas), la exigencia hubiese tenido que ser cumplida a riesgo
del descontento de las mismas y, por tanto, de las
consecuencias; y finalmente la segunda que es el lenguaje
persuasivo, que hace referencia a aquel lenguaje que supone el
informativo (porque nada puede ser querido sin ser
previamente conocido), pero va más allá, ya que el emisor
busca que el receptor quiera aquello que ahora conoce
(ejemplo: A le dice a B hay elecciones; ahora que B conoce de A
que hay elecciones, A intentar convencer de que B vaya a
votar). En esta última función del lenguaje es donde descansa
el perorar de aquellos militares que sugirieron una denuncia, ya
que está enmarcada en la civilidad, y así también totalmente
justificada por el contexto. En resumen, no denota ni engloba
ningún ápice de violencia aquello que se dijo (la cual fue su
participación).
Finalmente, para agotar este tema porque cuestiones
accesorias podrían surgir. Se habla acerca de la presencia
(imagen) de militares en la posesión.
A esto le presentaría, primero, la siguiente distinción:
El lenguaje, ya sea este de carácter visual o auditivo –
entiéndase, hablar, imagen, escritura, etc. -, es descriptivo. Si
bien tiene una tendencia prescriptiva en tanto se busca que un
significante signifique alguna cosa, no es como en el derecho
que acaece una tipificación y esto concluye, se agota, siendo
aquella cosa que se le sindico para siempre (o por mucho
tiempo). Entonces, lo que por ejemplo hace la RAE (diccionario)
es recoger de la vida, lo que por convención sucede, el
significado de ciertas palabras, y luego las plasma en un
diccionario; pero esto no sucede al revés, no es que la RAE dice
“en 2023 la palabra justicia deja de significar dar a cada quien
lo que corresponde, y pasa a implicar la sodomía”. No.
A esto le sumo la distinción propia de cualquier cosa que
signifique, que es la de connotación y denotación. La
denotación hace referencia al significado manifiesto de algo
(ejemplo: Veo una silla y entiendo una silla). La connotación
hace referencia a algo que no necesariamente va de la mano
con lo que significa realmente, sino que incluye aquello que te
sugiere (por ejemplo: veo una manzana y esta me sugiere
veneno, peligro, traición, etc.).
Con estas herramientas, podemos decir que la “performance”
acaecida en la posesión presidencial se puede interpretar de
muchas maneras, en tanto miles de connotaciones sucedieron,
y esto es directamente proporcional al número de perceptores
que presenciaron eso. Sin embargo, para hacer este estudio
serio y no caer en una suerte de bucle hermenéutico, debemos
quedarnos con lo que fue eso: militares dentro de la asamblea
legislativa, donde uno de ellos le puso la medalla Jeanine Añez
(muestre, estimado lector, benignidad y misericordia leyendo
esto; ya que, si bien puede sugerirle algo negativo, per se no
incluye ningún elemento de violencia, sino, a lo mucho, de
intempestividad o rareza).
- Se habla de los elementos que condicionaron las voluntades de
las distintas personas que renunciaron, y así también de aquí
se desprende el atisbo a la causa espuria e ilegítima que
genero el vacío de poder.
A esto se le responde lo siguiente:
Evo Morales sabía que quería renunciar el 9 de noviembre, sin
embargo, la sugerencia sucede el 10, junto con su renuncia.
Esto solo se puede decir de él, ya que hay constancia escrita
(sin embargo, es el núcleo central que generó todo el vacío de
poder).
Sin embargo, al tratar de hablar de las causas de cada una de
las distintas personas que renunciaron a sus cargos, vamos a
tener que caer, lamentablemente, en el terreno de la
especulación (en la gran mayoría).
Aquí sucede una digresión importante, que en realidad tiene
que ver con este desarrollo concreto. Y es que se dice que
algunas de estas figuras sufrieron violencia concreta, y que
esto motivó su renuncia. Verbigracia, la quema de la casa de
Víctor Borda, la camisa rasgada de Adriana o casos de su padre,
etc. (Solo mencionando los perjuicios hacia los masistas.)
Aquí hay que advertir varias cosas. Lo primero es que es
importante ser precisos al hacer (sobre todo ahora) una
casuística de casos y relacionarlos con el principio de
causalidad o simple relación. Permítanme ilustrarlo de la
siguiente manera:
En el